28/12/2020

Lutero y yo

 Bueno creo que ha llegado el momento de hablaros de mi relación con Lutero. He de decir antes de nada, que entre Lutero y yo siempre han existido diferencias, pero es una persona a la que le tengo una gran estima y que en general siempre me he encontrado de acuerdo con sus ideas, algo que me traería muchísimos problemas con la Iglesia, sobre todo con las críticas hacía la Iglesia, algo que ya bien sabréis sobre mí. Sin embargo, debo añadir, que llegó el momento en el que la relación entre Lutero  y yo, llegaría a punto de inflexión, Lutero comenzó a presionarme para que me convirtiera en el rostro visible de la Contrarreforma llevada a cabo por los reformistas alemanes, yo me negué de forma rotunda, pero esto no acababa ahí, el Papa León X también me presionaba para que comenzara a atacar a los reformista como podéis ver, me encontraba entre "la espada y la pared". Aquí os dejo un "selfie" de aquellos tiempos, de mi buen amigo Lutero.

Negarme no fue una de las mejores idea que pude tener, esto último me granjeó un cierto odio por parte de ambos bandos llegando a acusar mis actos de cobardía y deslealtad, la Iglesia no tuvo otra cosa mejor que hace que destacar mis actos con la siguiente frase: "Usted puso el huevo y Lutero lo empolló", sin embargo les conteste con una ocurrencia aun mejor: "Sí, pero yo esperaba un pollo de otra clase", desde luego que a batallas dialécticas no hay quien me gane. 

Lutero y yo intercambiamos muchísimas palabras a través del "WhatsApp" de aquella época, es decir, a través de las cartas, no era tan rápido como los tiempos modernos que corren, pero no por ello, menos eficaz. En las primeras cartas que recibí de Lutero no dejaba de alagar el trabajo de toda mi vida, sin embargo, en ningún momento mencionó la reforma que tenía pensado llevar a cabo. No tardó mucho tiempo en pedirme que abandonara el catolicismo para unirme a su bando protestante recién nacido.

Como ya me conocéis, no soy partidario de unirme a ninguna causa, a excepción de la católica claro esta, además, unirme a Lutero como líder religioso provocaría "echar por tierra" todo el trabajo de las obras de mi pensamiento puro que tanto esfuerzo me habían costado. Lutero no estaba para nada de acuerdo conmigo, de echo, estaba seguro de que, la única forma de reforma la Iglesia es a través del abandono de libros y con la conversión de un líder espiritual del pueblo, siguió insistiendo pero una vez más le volví a insistir en que no me uniría a su causa y finalmente, aceptó mi plena decisión. 


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